domingo, 21 de septiembre de 2008

Los Extremos en la Alimentación __Ellena G White.

Lectura 7

Hay muchas personas que conocen la reforma alimenticia, sin embargo, no la practican. Hay quienes creen que es suficiente con descartar ciertos manjares malsanos de su dieta. De igual manera, hay muchas personas que quieren dar un buen ejemplo y caen en lo extremo opuesto. Otros piensan que por el hecho de que la salud exige una alimentación sencilla, no es necesario preocuparse por la elección o preparación de los alimentos. Algunos se sujetan a un régimen alimenticio que no ofrece una variedad suficiente para suplir lo que necesita el organismo, y sufren las consecuencias.

Para seguir debidamente las leyes de la salud debemos evitar los extremos, y no incurrir en la licencia ni en la restricción.

No todos pueden comer lo mismo. Ciertos alimentos que son apetitosos y saludables para una persona, bien pueden ser desabridos, y aun nocivos, para otra. Algunos no pueden tomar leche, mientras que a otros les asienta bien. Algunos no pueden digerir guisantes; otros los encuentran saludables. Para algunos las preparaciones de cereales poco refinados son un buen alimento, mientras que otros no las pueden comer.

La reforma alimenticia debe ser progresiva. A medida que van aumentando las enfermedades en los animales, el uso de la leche y los huevos se vuelve más peligroso. Conviene tratar de sustituirlos con comestibles saludables y baratos.

La costumbre de comer sólo dos veces al día es reconocida generalmente como beneficiosa para la salud. Sin embargo, en algunas circunstancias habrá personas que requieran una tercera comida, que debe ser ligera y de muy fácil digestión.

Un régimen poco nutritivo empobrece la sangre, provocando enfermedades difíciles de curar. El organismo no está suficientemente nutrido, y de ello resulta dispepsia y debilidad general.
No se honra a Dios cuando se descuida el cuerpo, o se lo maltrata, y así se lo incapacita para servirle.

Todos deben saber lo que conviene comer, y cómo aderezarlo. Debemos saber preparar comidas sencillas y sanas. Generalmente, por cuestiones de trabajo van a puntos donde no hay comida sana, y si tuviesen conocimiento culinarios, lo aprovecharían. No olvidemos que siempre debemos tener dominio propio.

Cuando los que abogan por la reforma en armonía con la higiene caen en exageraciones, muchos de los que los consideraban como representantes de principios saludables, rechazan la reforma.

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